Descubren un campamento romano en mitad de los Alpes
Un grupo de arqueólogos ha revelado la existencia de un campamento militar romano hasta ahora desconocido en la región de Oberhalbstein, en el cantón suizo de los Grisones. El hallazgo ha sido posible gracias a unos modelos digitales en HD proporcionados por la Oficina Federal de Topografía de Suiza (Swisstopo), que emplearon tecnología LiDAR capaz de detectar mínimas variaciones en el relieve del suelo inapreciables a simple vista.

El campamento está ubicado en la zona de Colm la Runga, a unos 2.200 metros de altitud, y estaba fortificado con tres fosos y un muro con terraplén que rodeaban su perímetro. Este acantonamiento, que data de los inicios del principado de Augusto, dominaba toda la zona y permitía una vigilancia estratégica de los valles y pasos circundantes. Este descubrimiento es el resultado de años de investigación sobre un campo de batalla romano cercano en el área de Crap Ses, entre Cunter y Tiefencastel, donde se habían encontrado indicios de actividad militar.
Investigando la ocupación romana de los Alpes
Desde 2021, la Universidad de Basilea, en colaboración con el Servicio Arqueológico de los Grisones y el apoyo de un grupo de voluntarios del Consorcio de Prospección Suiza, ha estado investigando el "paisaje de conflicto romano" en esta región de los Alpes suizos. Se pretende obtener una visión completa del despliegue de las fuerzas romanas en la región y su interacción con el paisaje: cómo se movieron, dónde establecieron exactamente sus campamentos y fortificaciones, cómo se prepararon para el combate y qué tácticas usaron en un entorno tan duro y desafiante. Un ejemplo es el proyecto CVMBAT sobre el sitio de batalla de Crap-Ses.
Para ello, los investigadores están utilizando una combinación de técnicas avanzadas de prospección geofísica, como el radar de penetración terrestre o la magnetometría, que permiten examinar el subsuelo para detectar estructuras ocultas sin necesidad de excavar. También se está empleando un sistema de documentación no invasiva, que implica el uso de herramientas tecnológicas como drones, LiDAR (detección y alcance por luz) y modelos digitales de elevación para mapear y documentar los restos arqueológicos en su estado actual sin alterar el entorno.
En otoño del año pasado, uno de los voluntarios que analizaba los datos LiDAR detectó una estructura llamativa en el terreno que no coincidía con las formaciones naturales. Esta observación condujo a la identificación del campamento militar, a unos 900 metros de altura sobre el antiguo campo de batalla. Entre julio y agosto de este año, estudiantes de la Universidad de Basilea y voluntarios de prospección han estado investigando sobre el terreno, en los fosos, terraplenes y las estructuras internas del campamento. Hasta ahora, han encontrado armas y partes de equipos militares romanos, como puntas de flecha, proyectiles de honda y clavos de las caligae. Algunos de estos objetos llevan el sello de la III Legión, la misma que participó en las batallas de Crap Ses, lo que establece una conexión directa entre los dos sitios.

Importancia arqueológica
El campamento de Colm la Runga fue elegido, sin duda, por su posición estratégica. Esta elevación ofrece una amplia vista panorámica de los valles de Landwasser, Albula, Domleschg y Surses, así como de la ruta de paso de la Lenzerheide, muy importante entonces. Controlar estos puntos estratégicos era crucial para el ejército romano, que buscaba asegurar rutas de comunicación y transporte a través de los Alpes para facilitar el movimiento de tropas y suministros. Con este descubrimiento se subraya la capacidad romana para dominar áreas clave de los Alpes, algo muy importante desde que Aníbal demostró que por allí era posible lanzar una invasión a gran escala sobre Italia.
Este hallazgo tiene también un gran valor en el contexto de la expansión romana por Europa. Ahora es posible rastrear con mayor precisión el avance de las tropas romanas desde Bregaglia, atravesando el Paso del Septimer y continuando hacia Tiefencastel y Coira, hasta llegar al valle del Rin alpino. Esto nos proporciona un panorama más detallado de las rutas que utilizaban los romanos, y de las posiciones defensivas que iban estableciendo para el control de cada región.
Queda demostrado, de nuevo, que el potencial arqueológico de las regiones alpinas es enorme. Seguro que, conforme aumente el empleo de técnicas de detección remota y de arqueología no invasivos, habrá muchos más descubrimientos que ayudarán a escribir (o reescribirán) la historia antigua de esta región.
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