Una estatua, un altar y multitud de ofrendas entre los restos de un nuevo templo descubierto en el santuario de Bagno Grande
En los últimos años, las excavaciones en el santuario termal de Bagno Grande, en la localidad italiana de San Casciano dei Bagni, han ido captando la atención de la comunidad arqueológica. Se debe, sobre todo, a que están revelando aspectos inéditos de la confluencia cultural que se daba entre distintos pueblos de la península itálica durante la Antigüedad. Algunas de las claves de este éxito han sido la aplicación de tecnologías innovadores en la exploración del yacimiento, y el enfoque integrador llevado a cabo por el equipo arqueológico, basado en la sinergia entre distintas disciplinas científicas. Este equipo arqueológico es un grupo de trabajo multidiciplinario liderado por Emanuele Mariotti, que cuenta con la supervisión científica de la Universidad para Extranjeros de Siena y la Soprintendenza de Siena.

Imagen de la Comune di San Casciano dei Bagni
Un templo, una escultura de Apolo y una inscripción en etrusco y latín
El enclave arqueológico del santuario de Bagno Grande se encuentra en el sureste de la provincia de Siena, en un lugar cuya topografía y geología han sido fundamentales para su conservación. La campaña de excavaciones de 2023, llevada a cabo entre junio y octubre, ha sido tan exitosa como las anteriores. Lo que parecía, en un principio, una pequeña construcción en torno al manantial y la gran piscina sagrada de época romana, ha resultado ser un templo completo con un pórtico adornado por cuatro columnas, en cuya parte central se abría un baño para abluciones, cubierto parcialmente por un podio. Pero es que, además, esta estructura se había construido sobre un sacellum más antiguo, un altar de época etrusca. A la hora de levantar su templo sobre esa otra construcción, los romanos reajustaron un poco la orientación, ampliaron la pila destinada a recibir las ofrendas y la hicieron más suntuosa.

Uno de los hallazgos más significativos, en relación a este nuevo templo, ha sido un altar de mármol travertino con una inscripción bilingüe en etrusco y latín, que menciona la fuente sagrada. Este es uno de los pocos ejemplos conocidos de este tipo, un testimonio excepcional de la convivencia y sucesión de culturas en la región.
Otro descubrimiento excepcional ha sido una impresionante escultura de mármol, que ha aparecido dividida en varios fragmentos. La escultura, datada en el siglo I a.C., es una copia del Apolo Sauróctono del escultor griego Praxiteles, y representa al dios matando a una serpiente o lagarto. Se estima que la estatua debía medir alrededor de dos metros de altura, aunque aún no se han encontrado ni los brazos ni la cabeza. La piezas se descubrieron en el borde de la pequeña piscina, y se cree que, junto con otras esculturas, formaba parte de su decoración. De este modo, el dios, asociado con la medicina ritual, era venerado y honrado junto a la deidad del agua, vinculada con las curas de salud practicadas en el santuario. Parece que la fragmentación de la estatua fue deliberada, y que se enterró de manera ritual en el momento del cierre definitivo del santuario en el siglo V d.C. Pero es difícil afirmarlo con certeza. Pudo tratarse de un último acto ritual pagano, pero también pudo ser fruto de la intolerancia cristiana. Después de una limpieza exhaustiva, los fragmentos han sido confiados a los restauradores.

Imagen de Emanuele Mariotti/Comune di San Casciano dei Bagni
Además del altar y la estatua, se han encontrado en el lugar numerosas ofrendas de bronce, terracota e incluso cristal de roca, tanto de época etrusca como de época romana, republicana e imperial. El estudio de estas ofrendas proporcionará información muy valiosa sobre las prácticas religiosas que se llevaban a cabo en el santuario. También sobre la vida cotidiana dentro del recinto, que no era solo un lugar de culto, sino también un centro de encuentro social que desempeñaba un papel importante para la comunidad, ya que allí acudía la gente para tratarse de sus dolencias.
El santuario de Bagno grande: siete siglos como lugar sagrado de aguas termales
Todos estos hallazgos confirman la importancia que tuvo el santuario de Bagno Grande desde época arcaica, y muestran la continuidad del culto a lo largo de los siglos. También resaltan la importancia sagrada que se le daba al agua termal, curadora de enfermedades. Etruscos y romanos la veían como una divinidad que brotaba de la tierra caliente a través de la fuente, y que tenía su morada en ese santuario. De ahí que se convirtiese en un centro religioso de gran relevancia desde, por lo menos, el siglo III a.C., hasta el siglo V d.C.

Imagen de Gabriele Forti/Comune di San Casciano dei Bagni
Si se compara con otros yacimientos, Bagno Grande destaca por su singularidad y la riqueza de sus hallazgos. Se trata de un sitio arqueológico complejo compuesto de estanques, terrazas, fuentes y altares. Esta última campaña, que ha contado con la participación de más de 50 estudiantes e investigadores, ha permitido ampliar la superficie excavada hasta 400 metros cuadrados, y alcanzar profundidades de hasta 4 metros. Las actividades sobre el terreno incluyeron, además, trabajos de consolidación, restauración y protección del sitio.
Bagno Grande se ha convertido en un referente para la arqueología moderna, una muestra de cómo la integración de diferentes disciplinas puede enriquecer nuestro conocimiento del pasado. Su conservación y su potencial como destino turístico cultural están en el centro de futuras planificaciones, que buscan equilibrar la preservación con la accesibilidad pública.
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