La cruda realidad de los esclavos de una panadería pompeyana
El descubrimiento de una panadería "prisión" en Pompeya revela las duras condiciones de esclavitud en la antigua Roma, donde una parte de la población era sometida a trabajos extenuantes en condiciones inhumanas.
De vez en cuando, la arqueología nos revela aspectos de la vida cotidiana de épocas pasadas que nos sacuden y nos obligan a replantearnos nuestra interpretación de la historia. Recientemente, en la misma panadería del regio IX de Pompeya que se comenzó a excavar a principios de este año, y donde se descubrieron, hace poco, unas inscripciones electorales, ha salido a la luz un nuevo hallazgo: la cámara donde los esclavos llevaban a cabo la molienda del grano. Este descubrimiento nos ofrece una visión impactante de las duras condiciones a las que estaban sometidas las personas esclavizadas en este tipo de establecimientos, forzadas a trabajar en condiciones crueles e inhumanas.
La difícil vida de los esclavos de una panadería
Gabriel Zuchtriegel, director del Parque Arqueológico de Pompeya, subraya que el espacio aparecido revela el aspecto más severo de la esclavitud en la Antigüedad. Esta zona del local se asemejaba más a una prisión que a un lugar de trabajo: era una estancia estrecha, opresiva y sofocante, con escasa luz natural que penetraba por unas diminutas ventanas en lo alto, aseguradas con barrotes de hierro. Allí trabajaban los esclavos durante horas, apretados contra los asnos que hacían girar las piedras de moler, sin apenas libertad de movimiento. Añadían grano, vigilaban el proceso y recolectaban la harina, siempre sujetos a los malos tratos y a un control extremo. Se han encontrado unas hendiduras en el suelo de la estancia que se cree que ayudaban a coordinar los movimientos de personas y animales.
Este escenario desolador para los esclavos, sin esperanza alguna de mejorar su situación, confirma lo que plasmó Apuleyo en El asno de oro. En uno de los episodios, el autor del siglo II nos muestra las duras condiciones de trabajo que había en los molinos y panaderías. Describe un ambiente cruel y opresivo, y presenta a los esclavos como deshechos humanos, sucios y andrajosos, marcados por el látigo y otros instrumentos, medio ciegos por causa del calor, las cenizas y el humo.
Las condiciones de vida de los animales no eran mucho mejores. Los asnos eran obligados a caminar en círculos durante horas, cegados y azotados constantemente, en un espacio tan estrecho que no permitía el paso de dos burros al mismo tiempo.
La exposición "Las otras Pompeyas"
Este hallazgo coincide con la exposición "Las otras Pompeyas: vidas ordinarias a la sombra del vesubio", que se inaugurará el 15 de diciembre. La exposición se centra en aquellos individuos a menudo pasados por alto en los libros de historia, como los esclavos, que constituían una gran parte de la población y desempeñaban un papel crucial en la economía, cultura y tejido social de la civilización romana.
Este descubrimiento arqueológico subraya la necesidad de abordar todas las facetas de la historia, incluyendo aquellas que son oscuras y difíciles. Nos incita a replantear y ampliar nuestra percepción de la historia, trascendiendo los relatos convencionales para incluir las voces y vivencias de diversos grupos sociales. La historia en su expresión más íntegra, no se limita al registro de monarcas, generales y sus conquistas, sino que también abarca las historias de aquellos que permanecieron en el anonimato, en el trasfondo de estos grandes sucesos. La panadería que funcionaba como prisión en Pompeya nos abre una ventana a este mundo olvidado, y nos recuerda la importancia que tienen también para la historia tantas existencias forjadas bajo circunstancias adversas.
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