Un carillón de viento de forma fálica en la puerta de casa

Hace un par de semanas se descubrió un objeto inesperado en un yacimiento arqueológico del este de Serbia: un interesante carillón de viento de forma fálica.

El hallazgo ha tenido lugar durante las excavaciones realizadas por el Instituto Arqueológico en una de las calles principales de la antigua ciudad romana de Viminacium. Se trata de un tintinnabulum, un carillón de viento de forma fálica. Se descubrió ante la entrada de un edificio cuyo pórtico se derrumbó debido a un incendio. Los romanos creían que este tipo de objetos funcionaban como amuletos protectores de los hogares. El aspecto y el ruido que emitían estos carillones ahuyentaban a los espíritus malignos y protegían contra el mal de ojo, una creencia muy arraigado en la antigua Roma.

El tintinnabulum recién descubierto está elaborado en bronce fundido, pero su configuración exacta no se podrá conocer hasta que se pueda restaurar adecuadamente. Por esta razón, se ha recuperado envuelto en tierra para someterlo a una microexcavación cuidadosa en condiciones de laboratorio. A primera vista, presenta características que lo asemejan a un falo mágico con dos piernas, alas y una cola. Parece bastante ornamentado y, además, cuenta con cuatro campanas en su centro. Dada su tipología, existe la posibilidad de que se tratase de una pieza importada.

Carillón de viento de forma fálica
Fotografía de la pieza encontrada. Imagen de Ilija Danković del Instituto Arqueológico

La imaginería fálica se puede encontrar por todo el mundo romano en esculturas, mosaicos, frescos y todo tipo objetos portátiles como amuletos. Para los antiguos romanos, no tenía connotaciones sexuales u obscenas, ni era considerada humorística como lo sería en la cultura occidental actual. Se veía, en cambio, como un símbolo de buena suerte y felicidad, además de como un eficaz protector contra el mal de ojo. Por esta razón, solía colocarse en la entrada de casas y tiendas romanas, no solo para atraer riqueza y abundancia, sino, sobre todo, como una medida de protección contra el mal de ojo y los malos espíritus. Todas estas figuras fálicas eran representaciones de la deidad Fascinus, el falo divinizado que, para los romanos, era la encarnación sagrada del poder generativo masculino situado en el hogar. Las propias vírgenes vestales rendían culto al Fascinus Populi Romani, la imagen sagrada del falo, que formaba parte de los sacra Romana, manifestaciones de la seguridad del Estado. Es posible que esta fuera una de las razones por las que se creía en el poderes apotropaicos (capacidad de evitar el mal o la mala suerte) de su imaginería.

Viminacium se encuentra en el curso medio del Danubio, en la región de Kostolac, situada al este de Serbia. Fue la capital civil y militar de la provincia romana de Mesia Superior desde el siglo I hasta el V, cuando fue saqueada por los hunos de Atila en el año 441. Comenzó siendo un importante campamento militar del limes que alojaba a la Legión VII Claudia, a la que fueron añadiendo asentamientos civiles. Con el correr de los años, se convirtió en un importante centro comercial y de comunicaciones que llegó a tener una población de 40.000 habitantes. La ciudad contaba con circo, anfiteatro y teatro, un foro y unos baños. Como no se construyó ningún asentamiento moderno en el lugar, las ruinas se conservan casi a la perfección. Y apenas se ha excavado un 5% de la ciudad.

Este hallazgo indica que Viminacium estaba completamente integrada en el mundo romano, y contaba con élites sociales dispuestas a pagar una cantidad significativa de dinero por este tipo de objetos. Además, proporciona una fascinante visión de las creencias y prácticas supersticiosas de la época romana, especialmente su preocupación por protegerse contra el mal de ojo.

Fuentes

Live Science
sveoarheologiji.com

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