Domus Tiberiana: la primera residencia imperial, reabierta al público
El complejo palaciego, que se extendía a lo largo de más de cuatro hectáreas, comenzó a levantarse a principios del siglo I d.C., cuando el emperador Tiberio mandó construir en el lugar una espléndida casa como princeps. A ese primer edificio se le incorporaron las mansiones nobles preexistentes en la colina, y los sucesores de Tiberio siguieron ampliando el complejo. Durante el gran incendio de Roma del año 64 d.C., el palacio sufrió graves daños y fue remodelado por Nerón, quien lo integró en su vasta red de edificaciones conocida como la Domus Aurea. Más adelante, otros emperadores como Domiciano, Trajano y Adriano también hicieron significativas obras de expansión y embellecimiento del complejo.
El palacio incluía alas residenciales junto a grandes jardines, templos y otros lugares de culto, áreas de servicio, así como una zona de cuarteles para la guardia pretoriana. Este lugar no solo era el hogar para los emperadores y sus familias, sino también el centro administrativo y político del Imperio. Aquellas mansiones fueron testigos privilegiados del esplendor y las intrigas de la corte. Después de la caída de la parte occidental del imperio, el palacio se siguió utilizando durante la Alta Edad Media, e incluso llegó a ser sede papal. Pero, con el paso de los siglos, fue cayendo en desuso y terminó en ruinas.
A mediados del siglo XVI, aquellos terrenos se transformaron en los impresionantes Jardines Farnesio, y la mayor parte de Domus Tiberiana quedó sepultada bajo las distintas terrazas. Sólo a mediados del o XVIII se empezaron a realizar las primeras excavaciones arqueológicas en la zona, que pusieron al descubierto numerosos restos arquitectónicos. Se siguieron haciendo importantes descubrimientos en los siglos XIX y XX, pero, finalmente, se decidió cerrar todo el complejo en los años 70 debido a la inestabilidad de sus estructuras. Este cierre marcó el inicio de un largo período de olvido.
El renacimiento de la Domus Tiberiana
Un reciente proyecto de restauración, que ha durado seis años, le ha devuelto parte de su antigua gloria a la Domus Tiberiana. Los restauradores han usado técnicas y materiales que empleaban los antiguos romanos para recrear algunas partes del palacio, como los arcos abovedados de color marrón rojizo que ahora reciben a los visitantes. También se ha rehabilitado el camino circular entre el Foro Romano y la colina del Palatino, a través de la rampa Domiciana y los Jardines Farnesio, que llevaba hasta esta gran residencia privada de Tiberio, en la esquina noroeste de la colina.
El complejo se ha incorporado a la concepción innovadora de "museo difuso" del Parque Arqueológico del Coliseo, que integra todo el entorno, desde el colosal anfiteatro y el Foro hasta el complejo del Palatino. La intención es crear una experiencia museística continua, abierta e inmersiva, y en este contexto, se han esparcido a lo largo de las ruinas los distintos hallazgos arqueológicos y pinturas murales recuperados. Entre los tesoros descubiertos se cuentan esculturas muy diversas y magníficos frescos, pero también cerámicas, telares y otros objetos que hablan de la vida cotidiana y las prácticas religiosas de los ilustres habitantes del complejo. El recorrido, que permite pasear por los restos arquitectónico del sitio, incluye reconstrucciones holográficas del palacio.
La reapertura de la Daomus Tiberiana ha sido todo un éxito. El palacio se ha convertido en un punto importante del itinerario turístico de Roma, que ha recibido a cientos de miles de visitantes ansiosos por explorar su rica historia. Se puede acceder todos los días desde las 9:00 h hasta el anochecer.
Fuente
El antiguo palacio romano Domus Tiberiana reabre después de 50 años de abandono
Domus Tiberiana - Wikipedia, la enciclopedia libre
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