Imágenes satelitales tomadas durante la Guerra Fría revelan centenares de edificaciones romanas en Oriente Próximo
Un reciente estudio publicado en la revista Antiquity ha aprovechado el legado tecnológico de la Guerra Fría para desvelar varios centenares de estructuras romanas desconocidas hasta ahora en el norte de Iraq y Siria, la frontera más oriental del Imperio romano.
Es innegable que las tensiones políticas y militares de la Guerra Fría también fomentaron avances científicos y tecnológicos que revolucionaron el mundo. La aparición de los primeros satélites artificiales son un buen ejemplo. Concebidos para la vigilancia, el espionaje y la estrategia militar, estos satélites jugaron un papel crucial en el avance de la tecnología espacial. Más tarde, estos avances se aplicaron con éxito a distintos ámbitos de la esfera civil.
Para la arqueología actual, incluso las antiguas imágenes tomadas por los satélites espía de los años 60 y 70 se han convertido en valiosas fuentes de información. Un equipo del Departamento de Antropología de la Universidad de Dartmouth ha empleado algunas de estas fotografías para buscar indicios de estructuras romanas en el Próximo Oriente. El resultado de su investigación ha revelado unas 400 fortalezas en la región del norte de Siria e Iraq que, hasta ahora, no habían sido identificadas. Este importante hallazgo, publicado en la revista Antiquity con el título "¿Una muralla o un camino? Una investigación basada en teledetección de fortificaciones en la frontera oriental de Roma", cuestiona ahora la creencia establecida de que la frontera oriental del Imperio Romano era una línea defensiva norte-sur. El estudio sugiere, en cambio, que esta frontera era menos conflictiva de lo que se había pensado anteriormente y abre nuevas perspectivas.
Un cambio en la narrativa
El interés por las fortificaciones de la frontera oriental del Imperio romano se remonta a las primeras décadas del siglo XX. Durante los años 20, un arqueólogo francés, el jesuita Antoine Poidebard, utilizó la fotografía aérea, recién descubierta, para documentar decenas de estructuras militares romanas fortificadas que delineaban el confín oriental del Imperio romano, desde el río Tigris, en la actual Iraq, hasta las llanuras del río Éufrates, en Siria. Ateniéndose a su distribución lineal, de norte a sur, Poidebard planteó, en 1934, la hipótesis de que aquellas fortalezas constituían una linea de defensa contra sus enemigos tradicionales del este: los partos, primero, y los persas sasánidas, después.
Desde entonces, historiadores y arqueólogos han debatido sobre el propósito estratégico o político de este sistema de fortificaciones, aunque pocos académicos han cuestionado la observación fundamental de Poidebard. Estos nuevos descubrimientos dan un giro al asunto del control y la gestión de la vasta frontera oriental del Imperio romano. Al examinar las imágenes satelitales, el equipo de investigación de Darmouth, liderado por el profesor Jesse Casana, se dio cuenta de que el recuento de 116 fortalezas de Poidebard era solo una pequeña parte de la infraestructura antigua. En total, llegaron a identificar otras 396 estructuras fortificadas que, además, no se extendían únicamente de norte a sur, sino que formaban un conjunto más amplio que también se extendía de este a oeste.
Estas nuevas evidencias cuestionan la hipótesis de que las fortificaciones servían principalmente como defensa de la frontera oriental. El estudio publicado sugiere que los romanos construyeron estas fortalezas para facilitar un comercio seguro y pacífico por la región, más que como una barrera defensiva. Estas estructuras habrían servido para proteger las rutas caravaneras y facilitar servicios y recursos esenciales a viajeros y mercaderes. La frontera romana en la zona de Armenia, Siria y Mesopotamia habría sido, en realidad, un floreciente corredor comercial que unía el Oriente y el Occidente del mundo antiguo.
Imágenes satelitales desclasificadas de los programa Corona y Hexagon
Los investigadores llevaron a cabo su análisis utilizando imágenes desclasificadas de satélites pertenecientes a dos programas militares estadounidenses: Corona, activo de 1960 a 1972, y Hexagon, que funcionó desde 1971 hasta 1986. Las imágenes de Corona se desclasificaron en 1995, y las de Hexagon, en 2011. Estas fotografías son especialmente valiosas porque ofrecen vistas de alta resolución de áreas que han experimentado cambios significativos en los últimos cincuenta años debido a la urbanización, la agricultura y otras actividades humanas. Muchos de los posibles fuertes romanos documentados en este estudio han desaparecido ya bajo el desarrollo reciente, así que no se pueden usar imágenes de los satélites actuales para su investigación.
El proceso de análisis de estas imágenes satelitales implicó una corrección de distorsiones y su integración en sistemas de información geográfica para un examen minucioso. Para identificar y catalogar las estructuras, los investigadores realizaron un análisis de su tamaño, morfología y patrones de sombra, y lo compararon con su contexto histórico. Este último toma en cuenta la ubicación estratégica de las estructuras y datos históricos y arqueológicos previos de otras construcciones y rutas romanas conocidas. Entre ellos, los de instalaciones militares como campamentos, fuertes y torres de vigilancia. Se espera que este estudio sirva para conseguir una comprensión más profunda de su función y propósito dentro del marco administrativo del Imperio romano.
La publicación de este artículo no solo renueva nuestra comprensión de la frontera oriental del Imperio romano, sino que también subraya el valor que tienen las imágenes desclasificadas para la investigación arqueológica. Se espera que la liberación de otras imágenes aéreas clasificadas, como las tomadas por aviones espía U2, permitan muchos más descubrimientos significativos en un futuro próximo.
Fuentes
CASANA, J., GOODMAN, D., & FERWRDA, C.: "A wall or a road? A remote sensing-based investigation of fortifications on Rome's eastern frontier" en Antiquity nº 395, : Cambridge University Press, Cambridge, 2023
livescience.com
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