El estudio de una antigua cantera lleva al descubierto de un posible campamento romano de más de 2000 años
Todo comenzó con la investigación de una cantera de piedra caliza recientemente descubierta cerca de Deza, provincia de Soria, que ha llevando a cabo un equipo de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Los estudios de canteras antiguas existentes en la península Ibérica están ganando impulso en la investigación geoarqueológica y, en esta ocasión, los investigadores quisieron aplicar un enfoque interdisciplinar que combinase métodos geológicos, arqueológicos y de investigación histórica, además del uso de drones y fotogrametría digital.
Según Álvaro Sanz de Ojeda, uno de los integrantes del equipo, la cantera se identificó al observar una anomalía geomorfológica y comparar distintas fotografías aéreas de la zona. Se dieron cuenta de que una de las pequeñas hoces que atraviesan la altiplanicie de la falda de la sierra Miñana presentaba, en la ladera izquierda de su salida, unas oquedades bastante más grandes de lo esperable. Al indagar sobre el terreno, descubrieron unos caminos de acceso muy difíciles de ver desde fuera, por donde se supuso que se sacaba la piedra. Los estudios elaborados con posterioridad indican que se trataba de una cantera de piedra caliza que fue explotada una sola vez y de manera rápida en el siglo I a.C., y de la que se estima que se extrajeron aproximadamente 12.000 metros cúbicos de material.
El poblado celtibérico protegido por un campamento romano
Se tenían indicios de la existencia de algún tipo de asentamiento celtibérico en la localidad de Daza, pero la continuidad del poblamiento en el lugar a lo largo de la historia ha llevado a la destrucción de gran parte de las capas más antiguas. No obstante, han aparecido una buena cantidad de restos arqueológicos, especialmente monedas y fragmentos de cerámicas. Se sabe que en el entorno habitaban los titos, un pueblo celtibérico establecido entre los territorios de los belos y los arévacos. También se tiene constancia de que los romanos también se terminaron instalando en Deza, en la zona que desciende hacia el río. Todo ello respalda la hipótesis de la existencia de un importante asentamiento prerromano donde ahora se levanta el pueblo.
La existencia de caminos de acceso a la cantera, utilizados para extraer la piedra caliza, fue una de las claves para identificar esta cantera. Lo previsible era que condujeran hacia el área del poblado. Sin embargo, lo que hacían era recorrer unos 700 metros de pendiente suave hacia el altiplano. Fue allí arriba donde se encontraron con montones de fragmentos de roca extraídos de la cantera. Algunas se habían reutilizado, con el tiempo, para cercar campos de los alrededores, pero la mayor parte conformaban los vestigios de una serie de largos y gruesos muros de piedra. Así comenzaron las sospechas de que se había usado la piedra de la cantera para levantar allí un campamento romano.
Una vez identificada y estudiada la cantera, sus frentes de explotación, las rutas de transporte de la piedra extraída y su cronología, se se procedió al estudio de los vestigios de ese posible campamento construido con esa piedra. Desde luego, los restos que reposaban sobre el terreno mostraban una distribución rectangular típica de los campamentos militares romanos, y los investigadores comprobaron que la cantidad de piedra obtenida de la cantera era suficiente para llevar a cabo una construcción de esas características. Pero también se encontraron otro tipo de indicios en los campos de labor cercanos: monedas y proyectiles de plomo que evidenciaban algún tipo de batalla en la zona.
La conclusión a la que llegaron los investigadores es que, efectivamente, allí se había levantado un campamento romano, y que su función era proteger un castro celtibérico que se asentaba en lo que ahora es la localidad de Deza. Su ubicación respondía a necesidades estratégicas. Aunque Deza se sitúa sobre un altozano a unos 50 metros sobre el valle del río Henar, era bastante vulnerable a los ataques desde la altiplanicie, sobre todo si se usaban máquinas de proyectiles. La datación de la cantera y los restos encontrados ha llevado a considerar este campamento en el contexto de las guerras sertorianas, entre el 82 y el 72 a.C., más de cincuenta años después de la conquista romana del territorio. Como la mayoría de las monedas que han aparecido correspondan a la ceca de Titiakos, acuñadas en el periodo de Sertorio, algunos han especulado con que en Deza se levantaba esa ciudad celtibérica. Sin embargo, es todavía muy pronto para afirmarlo con rotundidad y es necesario investigar más sobre el terreno.
Este es el único caso de cantera reconocida en el área celtibérica cuya explotación tenía finalidad militar. No fue afectada por extracciones posteriores. De ahí el gran interés por estudiarlo, con el fin de aprender más sobre los procedimientos de extracción de piedra en períodos de guerra. Por otro lado, el uso de drones para mediciones y cobertura fotográfica aérea, y el acceso abierto imágenes satelitales con aplicaciones abiertas al público, sigue demostrando su utilidad a la hora de descubrir fuertes y campamentos de época romana.
Reservas y Reflexiones
El estudio sobre la cantera romana de Deza y su uso para construir un campamento durante las guerras sertorianas se ha publicado en la revista Archaeological and Anthropological Sciences. Sin embargo, ha generado ciertas reservas debido a la ausencia de arqueólogos en el equipo investigador. Expertos como Francisco Burillo Mozota, catedrático de Prehistoria en la Universidad de Zaragoza, han expresado su sorpresa por la ausencia de especialistas en arqueología en esta investigación. Aunque en el estudio menciona la existencia de restos arqueológicos recogidos en prospección y el equipo cuenta con la aprobación para explorar las antiguas minas y canteras, no se contó con una autorización específica para llevar a cabo prospecciones arqueológicas. Esto ha generado dudas en torno a la validez de algunas de las conclusiones presentadas.
Asimismo, la teoría que ubica a Titiakos en Deza a partir de las monedas encontradas en el lugar aún no ha sido confirmada con certeza. Algunos especialistas consideran que es una suposición interesante pero que hay que tomarla todavía con cautela. Subrayan que hay que proseguir con el trabajo arqueológico; la complejidad de las interacciones entre los celtíberos y los romanos en esos tiempos turbulentos de guerra civil crea un amplio campo para futuras exploraciones e hallazgos arqueológicos.
En última instancia, este estudio ejemplifica la importancia de un enfoque interdisciplinario para comprender mejor la historia antigua. La combinación de métodos geológicos, arqueológicos con investigaciones históricas, junto con el uso de drones y fotogrametría digital, ha permitido desentrañar los misterios de la cantera romana en Deza, y brinda una visión privilegiada de los métodos de construcción y explotación de recursos naturales en la ingeniería militar romana y su legado en la región. También queda claro que el trabajo arqueológico debe continuar para poder llegar a unas conclusiones más precisas sobre los hallazgos encontrados.
Fuentes
"Descubren un campamento romano y la ciudad celtibérica de Titiakos", en UPM.es
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